Ana Bernal Chico desde el principio quiso estudiar Bioquímica. Dice que le gustaba el trabajo de laboratorio, “aunque no sabía realmente cómo era ese trabajo”. Así, entró por encargo del instinto en Bioquímica, y cuando conoció lo que era la investigación, descubrió que acertó: “Me gustó tocar las cosas, equivocarme y ver que sale algo nuevo. Es decir, me gustó la forma de trabajar y, sobre todo, ver que con la investigación puedo responder a preguntas. Eso me atrajo mucho”.
Sin embargo, confiesa que no ha sido fácil: “Me gustaban los estudios, y cuando estaba estudiando en el laboratorio, pero nadie nos contó lo que viene después, que hay que pedir becas para investigar y sobre todo que las becas las conceden según notas, y todo ello. Entonces, terminé los estudios y me fui con un profesor a otro laboratorio, al hospital de Cruces, y de repente me metí en el mundo de las becas, tuve que llenar un montón de papeles...”
Tampoco tenía claro en qué campo quería investigar: cáncer, genética, neurociencia... Pasó un año en Cruces, pero al comprobar que no era su camino, decidió buscar otro laboratorio. Explica que fue el momento más difícil: “Estaba perdido personal y profesionalmente”.
Finalmente, se incorporó al laboratorio del Departamento de Neurociencias de la Facultad de Medicina de la UPV/EHU para investigar el sistema endocanabinoideo. "Ahora sé que esto es lo que quiero hacer", dice Bernal. Está satisfecho con el camino recorrido, ya que ha podido hacer lo elegido. Y es que, en su opinión, mucha gente quiere hacer la tesis, pero pocos de ellos lo consiguen, sobre todo por falta de financiación.
Además, el año pasado la Asociación Española para la Investigación de los Cannabinoides (SEIC) premió un artículo de su trabajo postdoctoral en el departamento de Neurociencias y en el centro Achucarro. Indica que recibir este premio es muy bueno para el equipo, y para uno mismo es un gran impulso.
En este sentido, considera fundamental dar a conocer a la sociedad el trabajo que se realiza en los laboratorios. "Creo que la gente no sabe realmente qué es la ciencia y por qué es importante. Entonces, quizá no entienda las consecuencias de la falta de financiación. Por eso tienen que saber para qué necesitamos el dinero, entender que devolvemos a la sociedad lo que invierte en investigación. Y para ello es imprescindible acercar la ciencia a la sociedad".
En este momento la universidad tiene un contrato de nueve meses y media jornada para jóvenes investigadores. "Sin embargo, la investigación no se puede realizar a media jornada, por lo que trabajamos todo el día cobrando la mitad". Una vez finalizado el contrato, no tiene muchas posibilidades de quedarse en Euskal Herria, por lo que tiene claro que, como la mayoría de su entorno, irá al extranjero. Es más, sabe dónde va a seguir investigando: Budapest.
"Hice una estancia de tres meses en un laboratorio de Budapest, con un equipo genial, y desde que volví he tenido la intención de ir a Budapest. Y me voy en septiembre, he tenido mucha suerte. Después, a ver si vuelvo, el siguiente problema será eso", ha concluido Bernal con una sonrisa.