“Cuando un experimento sale bien, se te olvida todo”
Enara Herran ha sido atrapada en el Laboratorio de Neurociencia del Hospital 12 de Octubre de Madrid. De hecho, es investigador del Departamento de Farmacia y Tecnología Farmacéutica de la UPV/EHU y trabaja habitualmente en Vitoria-Gasteiz, pero realiza largas temporadas en el laboratorio de Madrid, donde desarrolla gran parte del trabajo experimental.
Según Herran, trabajar en los dos laboratorios es “muy enriquecedor”: “Tienen diferentes puntos de vista y formas de trabajar, y aprendo mucho de ambos”. Además, en ambos casos tiene un buen ambiente de trabajo, y aunque en Vitoria-Gasteiz inicialmente trabajaba más en solitario, ahora trabaja en ambos lugares. Herran le gusta eso: “Es cierto que en cierta medida es un trabajo individual, pero creo que el equipo es absolutamente necesario”.
Ahora pasará unos meses en Madrid, donde están los animales que utiliza en la investigación. De hecho, en el ratón se está probando la eficacia de algunas partículas anti-Alzheimer. “Son ratones transgénicos modificados genéticamente para simular la enfermedad del Alzheimer humano. En el laboratorio les damos unos determinados factores de crecimiento, a ver si con el tratamiento mejoran las placas de ?-amiloide y la memoria de los ratones, características de la enfermedad que se deshace”.
Vivencias en casa
En este campo trabaja desde que se licenció en Farmacia y fue el tema de su tesis doctoral. Interés por el hogar: “Cuando terminé los estudios mi madre tenía Alzheimer y tuve la oportunidad de investigar en el tratamiento de esta enfermedad. Si no me gustaba el mundo de la investigación, pero la de mi madre fue un incentivo adicional. Lo mío es una investigación básica, y hay un largo camino entre lo que hago y la aplicación. Pero si puedo mejorar algo mejor”.
Cuando empezó en el laboratorio, la amama se llevó a vivir con ellos, ya que no se podía adaptar sola. “Fue muy duro ver cómo iba perdiendo la memoria y cambiando el comportamiento, sobre todo para la madre. Pasó tres o cuatro años con nosotros, hasta que llegó el momento en que no podíamos adaptarnos. Desde entonces está en una residencia, con la memoria totalmente perdida, no habla...”
Para él será demasiado tarde, pero Herrán sigue trabajando para que en el futuro las personas con Alzheimer reciban un tratamiento adecuado. La investigación satisface plenamente, pero no oculta que tiene momentos duros: “Yo comparo mi trabajo con un tiovivo. Quizá hagas 10-12 experimentos y ninguno sale bien. Además, no hay horarios, muchas veces hay que trabajar los fines de semana o días de vacaciones… Eso sí, cuando un experimento sale bien se te olvida todo”.
Sin embargo, no le parece justo que la labor investigadora esté tan mal valorada económicamente: “Yo tengo contrato de investigador y la investigación que estoy realizando ha recibido una subvención de cuatro años. Por lo tanto, no puedo quejarme. Pero algunos de mis compañeros trabajan como yo y solo pagan entre 500 y 800 euros”. En cualquier caso, pretende continuar investigando en el futuro: “Me gusta mi trabajo y en adelante me imagino”.
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