El Centro de Astrobiología de la NASA en California ha dado un paso más en el camino de conocer cómo se formaron las células iniciales de la vida. Mediante una simulación por ordenador, han descubierto que la proteína M2 (proteína del virus de la gripe) adopta por sí misma una configuración que permite el transporte iónico.
La proteína M2 adquiere forma de a-hélice cuando toca la membrana. A continuación, cuatro de estas hélices se entrelazan y penetran en la membrana de la vesícula dejando un hueco tubular en el centro. La estructura capta e interioriza los átomos de hidrógeno situados en el exterior de la membrana, formando una mayor concentración de protones y un gradiente eléctrico entre el exterior y el interior. Este gradiente eléctrico permite que los iones entren en las células y salgan de ellas y que la célula cumpla sus funciones, siendo el motor de la célula de alguna manera el gradiente eléctrico.
Según los investigadores, en las células primarias (protocélulas) se producía un proceso similar. Aunque la simulación se ha realizado por ordenador, los investigadores afirman que la realización de protocélulas en el laboratorio es una opción de futuro cercano.