Investigadores de la Universidad de Stanford han afirmado que las células madre podrían utilizarse como vacunas contra el cáncer. Han destacado que las células madre y cancerosas tienen unas similitudes únicas: unas y otras no tienen limitada su capacidad de crecimiento y reproducción. Además, han observado que en sus membranas aparecen antígenos similares, sugieren que las células madre tratadas se pueden integrar en el cuerpo y utilizar el sistema inmunitario para entrenar contra el cáncer.
Se han realizado pruebas con ratones y en la revista Cell Stem Cell se ha demostrado que 7 de cada 10 ratones han conseguido inhibir el crecimiento tumoral. Para ello, en primer lugar, a los ratones les han cogido y reprogramado células de piel o sangre. Estas células madre pluripotentes inducidas (células iPS) han sido desprovistas de la capacidad de irradiar y replicar para evitar el riesgo de formación de teratomas. Inyectadas a los ratones, estas células madre inactivas han visto activar la respuesta antitumoral de los linfocitos T.
De momento se ha realizado la prueba con cáncer de mama, piel y pulmón, obteniendo resultados similares en los tres casos. Señalan que el objetivo a futuro sería desarrollar una vacuna individualizada para cada persona con sus células iPS, que sirviera para lograr la protección contra muchos tipos de cáncer.