Los perros que viven con fumadores tienen una vía natural para protegerse del cáncer de pulmón, es decir, la nariz. Gracias a la larga nariz de los perros, las partículas carcinógenas extraídas de los cigarros se filtran antes de llegar a los pulmones. Así lo dice al menos la Revista Epidemiológica Americana.
Según estudios realizados en la década 1960-1970, se demostró que el humo del cigarrillo podía causar cáncer en los perros. John Reif, de la universidad de Colorado, estudió 51 perros diagnosticados de cáncer. El objetivo era aclarar la relación entre el perro y su dueño como fumador.
Concluyó que los perros cuyo dueño era fumador tenían un mayor riesgo de desarrollar cáncer de pulmón. Pero esta afirmación no era completa. Había una condición, es decir, sólo los perros de nariz corta desarrollaban el cáncer de pulmón. La posibilidad de desarrollar cáncer no era mayor que la de los dueños que no fumaban.
Pero, como dice Reif, el hecho de ser una larga nariz puede tener algún aspecto negativo. Aunque todavía no es más que una sospecha, los perros suaves con dueño fumador pueden estar expuestos a un cáncer de vía respiratoria. El cáncer nasal en los perros es más frecuente que el cáncer de pulmón. En este momento, por tanto, las investigaciones van por esa vía, es decir, por demostrar si la longevidad es más peligrosa para desarrollar cáncer nasal.