Los desfibriladores convencionales son capaces de resucitar eléctricamente los corazones, pero liberando una descarga muy importante, generando un shock eléctrico de 1.000 voltios en el pecho del paciente. Sin embargo, según un grupo internacional de biofísicos, existe una alternativa a la desfibrilación, ya que una rápida sucesión de pequeñas descargas en lugar de una sola descarga violenta, permite recuperar la actividad eléctrica del corazón.
Las descargas son pequeñas comparadas con las de los desfibriladores convencionales, pero son shock de unos 150 voltios. Con cinco y diez descargas se consigue eliminar la polaridad de las células del corazón y reiniciar la actividad eléctrica, el mismo efecto que los aparatos convencionales.
Los miembros del equipo dirigido por el biofísico de la Universidad de Cornell, Flavio Fenton, han formado un modelo matemático del corazón para calcular en qué punto del músculo se debe producir la descarga eléctrica, así como el propio dispositivo. Ya lo han probado en perros. El sistema de pequeñas descargas requiere mucha menos energía que el anterior; además, dejará al paciente quemaduras más pequeñas y, supuestamente, la diferencia de potencial que utiliza está por debajo del nivel de dolor --aunque el propio Fenton ha dicho que todavía está por confirmar y que quizás sea una cuestión a optimizar en el futuro-. Sin embargo, muchos cardiólogos han considerado el nuevo desfibrilador como un gran avance.