Según un grupo de científicos de Italia y Gran Bretaña, todavía existen puntos no diluidos por las fuerzas microscópicas que gobiernan la estructura del agua. En el laboratorio británico Rutherford Appleton se ha realizado una radiografía del agua por difracción de neutrones. El agua ha sido utilizada en condiciones supercríticas (es decir, cuando no hay distinción entre estado líquido o vapor) y el objetivo ha sido conocer si son capaces de explicar las características del modelo actual del agua a temperaturas entre 300 y 400 ºC.
La difracción de neutrones permite visualizar la distancia a la que se encuentran los átomos de hidrógeno y oxígeno. En condiciones supercríticas, al igual que a temperatura ambiente, la estructura de la molécula H2O prácticamente no cambia y las distancias entre O-H y H-H son respectivamente de 1 y 1,55 angstromgos.
La posición de las moléculas entre sí cambia. A temperatura ambiente, la característica principal es la relación química entre el oxígeno y un hidrógeno de dos moléculas consecutivas. El denominado “enlace de hidrógeno” mantiene ambos átomos a una distancia de 1,9 angstromas. Sin embargo, cuando la temperatura oscila entre 300-400 ºC, la difracción de neutrones indica que esta distancia cambia, aunque la agitación térmica de las moléculas no sea suficiente para romper ese “enlace de hidrógeno”.
Normalmente los modelos relativos al agua no sirven para determinar distancias interatómicas en función de la temperatura. Por lo tanto, es cierto que el agua que ha creado y desarrollado la vida es un fluido extraño desde muchos aspectos.