No ha pasado ni un año desde que conocimos por primera vez el virus SARS-CoV-2 y ya están en marcha las primeras campañas de vacunación. Mirando hacia atrás, es impresionante lo que la ciencia ha hecho durante un año. Aunque todavía no está claro para qué inmunidad darán las vacunas, ni siquiera para evitar la propagación del virus, a pesar de las dudas, las vacunas han cobrado un protagonismo absoluto en 2020. Como reconocimiento a esta hazaña científica, la revista Science ha declarado el mayor avance científico de 2020 el rápido desarrollo de vacunas.
El 31 de enero de 2019 los médicos de Wuhan informaron sobre una neumonía especial enferma a 27 personas. El 8 de enero se publicó como un coronavirus. El 10 de enero se publicó la secuencia completa del virus SARS-CoV-2. Fue entonces cuando comenzó la carrera científica para desarrollar la vacuna antivirus. Estos datos muestran la velocidad de la ciencia en la crisis del covid-19.
Es cierto que hasta ahora no se ha realizado ninguna inversión en la misma enfermedad infecciosa en tan poco tiempo, ni económica ni personal. Y nunca ha habido tantas investigaciones paralelas sobre un tema. Pero también se han probado nuevas estrategias (vacunas basadas en el ARN) y nuevas estrategias han generado nuevas esperanzas que han sido las primeras vacunas que han recibido el visto bueno de las agencias de medicamentos. La Agencia de Medicamentos de América ha dado el visto bueno a las vacunas de la Moderna y de las compañías Pfizer y Biotech, y hoy mismo la Agencia Europea del Medicamento ha dado el visto bueno a la vacuna de la Moderna. El Reino Unido, Canadá y EEUU han iniciado la campaña de vacunación con una de estas vacunas basadas en el ARN.
Pero la revista Science también ha destacado los errores que se han cometido, sobre todo la preocupante ruptura que se ha visto entre científicos y políticos. Así, ha subrayado que lo aprendido este año debería servir para fortalecer los lazos entre ciencia y sociedad.
La pandemia ha demostrado que el reto de las vacunas no es un mero reto científico. En el ámbito de la producción y la distribución hay ahora un gran reto global, pero sobre todo las vacunas se enfrentan a un gran reto de comunicación. Algunos le han atribuido la sobreesperanza y el espectáculo mediático, mientras que otros afirman que, a pesar de la vacunación, no lo van a poner. La confianza en las vacunas no está clara. Por tanto, para que las vacunas sean realmente efectivas, la comunicación será la clave. Los beneficios de la vacuna y las dificultades que puedan surgir en el camino deberán ser transmitidos a la ciudadanía con prudencia y transparencia.