Entre las medidas para combatir el COVID-19, las vacunas están siendo las más exitosas. De hecho, todas las personas que han obtenido el permiso de emergencia son muy efectivas en la prevención de la muerte, disminuyen considerablemente el riesgo de desarrollar una enfermedad grave e incluso son capaces en cierta medida de interrumpir la transmisión. Además, de momento protegen de todas las variantes que se han expuesto.
Sin embargo, con el aumento de la incidencia, cada vez se están diagnosticando más infecciones entre las personas vacunadas. Algunos de ellos han tenido que ser hospitalizados y se han recogido casos de muerte. Por ello, algunos han cuestionado la eficacia de las vacunas.
Eso era de esperar. Es más, han anunciado que, antes de mucho, la mayoría de los hospitalizados serán personas integradas. Y como la edad influye tanto en el covid-19, serán casi todas las personas mayores. También se producirán muertes. Esto no significa que las vacunas no sean efectivas.
Esta falsa impresión puede explicarse a través del vertido del pulmón. El matemático Javier Alvarez Liébana equiparó en Twitter a los accidentes de coche: la mayoría de los que ingresan por accidentes llevaban el cinturón de seguridad. De hecho, quienes no tienen el cinturón corren más peligro de morir y ellos no llegan al hospital. Por lo tanto, los hospitalizados no han llegado a ella aunque llevaban la correa, sino que la llevaban vestida.
Lo mismo ocurre con las vacunas. Por ello, además de la difusión de la vacunación, es importante que la iniciación sea lo más reducida posible para proteger a los más vulnerables.