Microscopio de efecto túnel

Roa Zubia, Guillermo

Elhuyar Zientzia

En 1981, en la sede de IBM en Zurich, los físicos Heinrich Rohrer y Gerd Karl Binnig dieron un gran paso adelante. Las ecuaciones de la mecánica cuántica anunciaron la capacidad de los electrones de saltar de una molécula a otra. Al menos existía probabilidad real. De la mano de esta idea se inventó el microscopio de mayor precisión obtenido en la historia (Scanning Tunnel Microscope, STM).

Los electrones pueden saltar de una aguja metálica a cualquier superficie, aunque la distancia entre ambos sea grande. Así pues, si la aguja pasa por encima de la superficie, más electrones saltarán cuando esa distancia sea menor (por ejemplo, cuando un átomo de la superficie está encima de otros) y la intensidad de la corriente eléctrica aumentará. A partir de ahí, el STM puede realizar una representación de esta superficie a nivel atómico. Es una forma de "ver" los átomos. Además, si se consigue una gran interacción, este instrumento es capaz de captar y desplazar el átomo. De esta forma se pueden crear las estructuras deseadas, incluyendo las nanomisiones.

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