Los animales, y muchas veces las personas, se quedan atrapados por el miedo y la pereza del tigre. Los científicos que investigan la bioacústica han aclarado por qué, al parecer, al hacer la aguja emite ondas sonoras que están por debajo de los 18 héroes y aunque sus víctimas no oyen, sí que perciben el efecto, que es inmóvil. Los seres humanos, por ejemplo, somos capaces de oír las ondas emitidas entre 20 y 2.000 hercios; las ballenas, elefantes, rinocerontes y tigres pueden producir por debajo. La siguiente fase de la investigación será conocer si además de generar sonidos de baja frecuencia, tienen capacidad de escucha.