El pasado 5 de octubre China rompió la tregua mundial sobre los ensayos nucleares subterráneos por una explosión en el Tíbet.
Antiguamente (hasta que fue conquistada por China en 1949), Tibet era un pueblo pacífico entre China e India. Ahora hay 300.000 soldados y la cuarta parte de los misiles nucleares de China.
El Tibet es, en realidad, un territorio muy extenso (2,5 millones de kilómetros cuadrados de superficie equivalente a la Europa occidental) y tiene una altitud media de 4.500 metros. A pesar de ser una de las zonas nucleares más importantes del mundo, la Agencia Internacional de Energía Nuclear, con sede en Viena, no tiene permiso de inspección. Así que es muy difícil saber qué está pasando en el Tíbet. Sin embargo, junto al lago Quinghai o Coco han detectado una residencia de científicos llamada “nueva academia”. Se trata de uno de los centros de investigación nuclear más importantes de China y parece que China ha logrado sus primeras bombas atómicas.
Como en todas las ciudades atómicas secas, todos los residuos radiactivos que se generan en la obtención de la bomba atómica se enterrarían en cualquier lugar contaminando el medio ambiente. En torno a la llamada “nueva academia”, sin embargo, a diferencia de lo habitual, ha habido muchos males y muertes. Al norte de la ciudad de Golmud, entre las provincias de Quinghai y Sichuan y en la antigua frontera con China, se han detectado armas nucleares. Ahí pueden estar los misiles intercontinentales.
Alemania, Suiza y Japón han mantenido conversaciones con China para que recoja sus residuos radiactivos, y parece que el lugar para depositar estos residuos será el Tibet.