Investigadores de la Universidad de Londres han demostrado que el nivel de testosterona en sangre influye en el comportamiento de las personas. En concreto, han visto que les empuja a jugar. Según los investigadores, los resultados son útiles “para comprender la influencia de las personas dominantes en las decisiones de grupo”.
Hasta el momento, la investigación en la comprensión de los mecanismos biológicos que influyen en las decisiones de grupo se ha centrado en los factores que impulsan la colaboración. Así, han visto que la hormona de la oxitocina aumenta la tendencia a la cooperación. Ahora han demostrado que la testosterona tiene un efecto contrario.
Para ello se han analizado 17 parejas de voluntarios, todas ellas mujeres. Las parejas tuvieron que hacer una serie de pruebas, en las que la mayoría de las parejas jugaron con mejores resultados trabajando en equipo. Sin embargo, tras una inyección de testosterona a la mitad, las personas que recibieron testosterona mostraron un comportamiento egoísta, a pesar del perjuicio de la pareja.
Los investigadores han aclarado que en la investigación sólo han participado mujeres, ya que los hombres por sí mismos tienen un alto nivel de testosterona, y que si se dan desde fuera el cuerpo reduce la producción propia. Por ello, incluso mediante la inyección de testosterona a los hombres, no aumenta el nivel de hormona en la sangre. El estudio ha sido publicado en la revista Proceedings of the Royal Society B.