Todavía no se conocen las consecuencias negativas del uso continuado del teléfono móvil. Son muchos los estudios realizados para medir el impacto de la radiación magnética que producen estos teléfonos, pero no son muy precisos en todos ellos, ya que se ha despreciado la forma y la interacción de nuestras células.
En la última investigación llevada a cabo en Madrid, se ha trabajado con células de diferentes formas, dejando claro que la forma de la célula y la orientación de las células influye directamente en la intensidad del campo eléctrico.