Hace unos 200 millones de años, en la superficie de la Tierra se hallaba el dinosaurio, conocido como Tanistrofens. Su única peculiaridad no era el seudónimo que le hemos puesto hoy, sino que su largo cuello era el más espectacular. Su cuello era de 3,5 m, con un total de 6 m de longitud. La cola ocupaba una cuarta parte de su longitud. La apariencia de este peculiar dinosaurio debía ser farreable.
Vivía en las costas del Mediterráneo actual, concretamente en el actual Ohian Beltza alemán.
El paleontólogo R.Wild de la Universidad de Stuttgart ha estudiado los restos de la Tanistrofense. Según él, el cuello de la Tanistrofense estaba formado por doce vértebros. Las caras de estas vértebras eran casi paralelas. Además, las vértebras eran muy rígidas, salvo en las proximidades de la cabeza y de la base. Se cree que estos animales tuvieron que superar serios problemas para la irrigación sanguínea y la digestión del cerebro.