La mayoría de los profesionales sanitarios tenemos muy claro que para el recién nacido no hay alimentos como la leche materna. Prueba de ello es que se ha demostrado una y otra vez en numerosos estudios sobre la lactancia, es decir, no hay nada como la lactancia.
La mayoría de las mujeres que se encuentran en la recta final del embarazo también muestran su intención de amamantar al bebé, salvo alguna que otra, pero estos casos son especiales. No obstante, las mujeres que se encuentran en el último periodo de embarazo, normalmente en los Centros de Salud o Centros de Planificación, tienen la posibilidad de realizar un curso de formación sobre el parto, en el que se insiste en los beneficios de la lactancia del bebé recién nacido.
Parece que las condiciones son perfectas para llevar a cabo una buena lactancia, ya que por un lado los profesionales de la salud estamos apostando por la lactancia natural y por otro las madres también están dispuestas a darle pecho.
A los niños recién nacidos (salvo casos especiales) les conviene tomar la leche materna durante al menos cuatro meses y mejor aún si la tomaran durante seis meses. Pero, ¿qué está pasando? Muchas veces, al salir del Hospital, la madre, el niño sale en brazos y con el biberón en la bolsa. O, antes de pasar el mes, puede salir del Centro de Salud de la misma manera. En más casos de los previstos, la madre sólo acaba de dar leche artificial, biberoica.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que la mayoría de las mujeres (más del 97%) son fisiológicamente capaces de dar pecho a sus hijos y de satisfacer sus necesidades.
Si esto es así, ¿a qué se debe el fracaso de la lactancia? Un autor australiano (Minchin M.) afirma que se trata de la ignorancia de los profesionales y que ese desconocimiento es hoy insoportable.
Hay que tener en cuenta esta opinión y saber qué está pasando en nuestro trabajo diario, conocer los problemas que surgen y, en todo caso, estar vestidos de la lactancia conociendo y dominando las técnicas. En definitiva, ofrecer confianza, conocimientos y ayuda directa a la madre o persona que va a empezar a amamamantar. Es decir, ayudar profesionalmente a la madre que quiere dar el pecho.
Por lo tanto, conviene recordar de nuevo algunos puntos.