Cuando los embriones están demasiado calientes o fríos, comienzan a chiotear por dentro del huevo hasta que los padres hagan algo.
Roger Evans, de la universidad de Manitoba, estudió el "pelícano americano". La hembra pone en el nido dos huevos que se calientan con las membranas de sus pies.
Durante el periodo de incubación, los adultos cuidan cuidadosamente los huevos cuando hay mucho frío poniéndolos encima o apagándolos cuando el sol sopla con fuerza. Pero cuando sale un pelícano pequeño del primer huevo, los padres se centran en el recién nacido y la otra regulación no se cuida tanto.
Cuando el embrión rompe un poco la piel del huevo, los padres cambian de posición. De esta forma se colocan con el huevo entre las patas y mientras tanto se deja el segundo sin cuidar. Por tanto, queda sin protección tanto del frío como del sol.
El segundo embrión presente en el huevo es incapaz de controlar el calor y el frío. Por lo tanto, la única opción que tiene para vivir es volver a conquistar a sus padres. Es por ello que se crían a tope hasta que los padres hagan caso.