Los físicos que estudian los componentes básicos de la materia están muy preocupados por el futuro de su área. Por un lado, los EEUU abandonaron la construcción en octubre del año pasado del gigante acelerador de partículas llamado Superconducting Supercollider. Por otro lado, el centro CERN de análisis de física de partículas de varios estados europeos tiene problemas para financiar el acelerador de partículas denominado Large Hadron Collider. El problema es encontrar mil millones de dólares. Los estados europeos no están dispuestos a poner más dinero y los posibles financiadores, Japón o EEUU, no están muy calientes.
CERN acaba de presentar un plan para sacar adelante el proyecto. Esto supondría retrasar durante dos años la fecha de inicio del nuevo acelerador de partículas (desde el año 2002 hasta el 2004) y, además, debería cerrarse antes de que se creyera el denominado Large Electron-Positron Collider, actualmente en activo. De esta forma se podrían canalizar los fondos para hacer de Large Hadron Collider.
Sin embargo, esto significa que el CERN no tendría acelerador de partículas a lo largo de cuatro años y que los 600 investigadores que utilizan los equipos del CERN deberían buscar otra tarea.
Por otro lado, España, Alemania y Gran Bretaña quieren reducir su aportación al CERN y, en consecuencia, la financiación de Large Hadron Collider se encuentra en una situación crítica.