Ozono: tóxico pero imprescindible

Aunque la inhalación de ozono es perjudicial, el efecto del ozono atmosférico sobre la vida no es debido a que nos protege de los rayos ultravioleta de onda corta.

El ozono está extendido a lo largo de la estratosfera y si lo comprimimos a la presión de una atmósfera tendríamos una capa de 3 mm de espesor. Por otro lado, una disminución del 1% en los niveles de ozono supone un incremento del 2% en el número de rayos ultravioletas al sol. A pesar de que este crecimiento se puede soportar en un corto periodo de tiempo, si se prolongara tendría consecuencias negativas.

Por lo tanto, si no se filtran los rayos de onda corta, los seres vivos actuales no durarán, sino los que tienen la capacidad de soportar esas ondas. En la Tierra vivirán otras criaturas y la vida creada bajo la protección del ozono se perderá.

Las plantas apenas crecerían, se deformarían y acabarían muriendo. Algunos galsoros del hemisferio sur se han secado por efecto de los rayos ultravioleta.

El plancton marino también está en grave peligro. No hay que olvidar que el plancton es la base de la cadena alimentaria y de la producción de oxígeno (el 50% del oxígeno terrestre es producido por el plancton). El plancton captura dióxido de carbono. Si el plancton desaparece, el dióxido de carbono subirá mucho a la atmósfera y el efecto invernadero se intensificará.

En el ser humano, los rayos ultravioleta provocan principalmente tres efectos:

  • Si la persona se encuentra a la intemperie durante mucho tiempo y sin proteger su piel, existe el riesgo de cáncer de piel.
  • El sistema inmunológico puede debilitarse, por lo que existe un mayor riesgo de contraer enfermedades.
  • Dañan los ojos y dejan a la persona ciega.
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