En un estudio con peces mejillón mejillón cebra, han demostrado ser capaces de detectar el miedo de sus compañeros y, cuando esto ocurre, se les contagia esa emoción. Y han visto que la molécula que les da esta capacidad es la oxitocina, una hormona que se une a la empatía en humanos y otros mamíferos.
La investigación, publicada en la revista Science, explica que en este fenómeno participan las mismas áreas, tanto en los cerebros de los peces como en los mamíferos. De ello se deduce que la base de esta forma de empatía surgió hace muchos millones de años y ha perdurado en la evolución.