En el futuro no habrá selvas en Brasil. Así lo creen, al menos, los indios que viven, crían y trabajan durante siglos, y en los últimos meses han salido a denunciarlo. El Gobierno quiere dejar la explotación forestal en manos privadas y la consecuencia es que la minería y la agricultura han encontrado un acceso fácil y cómodo.
Esto va a suponer un cambio radical en la forma de vida de los habitantes de origen, es decir, de los indios, y con ello, en el aspecto de la selva. Ya han empezado a sufrir las consecuencias devastadoras de esta actitud. Los biólogos advierten de la pérdida de grandes cantidades de plantas y animales que ya no serán recuperables. Por otra parte, se sabe que los violentos cambios que se están produciendo en algunas regiones de la Amazonia afectan directamente a la estructura del clima, por lo que se destaca que el problema es no sólo de los indios sino de todos.
Sin embargo, las consecuencias primarias son para los indios. Según un estudio realizado por la Universidad de Sao Paolo, la mitad de la población forestal tiene actualmente problemas de salud relacionados con la escasez de alimentos.