La preeclampsia o toxemia es un problema grave que puede producirse al final del embarazo. Los síntomas principales son la presión arterial alta y algunas alteraciones metabólicas. La placenta puede quedar sin alimento, por lo que existe el riesgo de que los niños pesen menos de lo suficiente al nacer y de que nazcan antes de tiempo. Además, si no se detecta a tiempo y no se toman medidas, puede tratarse de una eclampsia y las consecuencias son más graves tanto para el niño como para la madre.
Hasta ahora, a través de la medida de la presión sanguínea de la mujer durante el embarazo se sabía si tenía o no preeclampsia, pero no había forma de diagnosticarla. Recientemente, investigadores del Hospital General de Massachusetts (EEUU) han presentado una forma sencilla de detectar el riesgo de preeclampsia. Según ellos, las mujeres predispuestas a la preeclampsia, al comienzo del embarazo, presentan niveles de proteínas SHGB inferiores a los habituales en sangre. Como se puede observar mediante el análisis normal en sangre, la anticipación es mucho más sencilla.