Una compañía de televisión de cable en EEUU, utilizando un sistema de análisis de ondas cerebrales, ha medido la influencia de los diferentes programas de televisión en el público. Los primeros resultados indican que los documentales duros son los que atraen la atención del público. Por el contrario, los conciertos de Michael Jackson tuvieron muy poca respuesta. El sistema es sólo un electroencefalógrafo.
En la cabeza de la persona objeto de estudio se colocan sensores muy sensibles que permiten detectar también los pulsos más pequeños del cerebro. La corriente de pulso eléctrico es tan baja que requiere amplificación. Los amplificadores, en general, producen sonidos mediante la transformación de las señales originales. Sin embargo, el amplificador que utiliza este sistema es de bajo sonido y, por tanto, la señal obtenida es de alta fiabilidad.
El diseñador del sistema es Masahiro Kahata y la señal amplificada ha sido tratada en un ordenador personal Macintosh. Mediante los transformados de Fourier se transforma en imagen, donde se ven las diferentes frecuencias que componen la señal. La imagen se obtiene simultáneamente en la recogida de datos y tanto los valles como las cumbres aparecen perfectamente en el ordenador monitor.
El encefalógrafo puede representar tres minutos de actividad cerebral en cada pantalla y además se presenta la actividad existente en los dos hemisferios cerebrales, tanto el derecho como el izquierdo.
Por lo tanto, lector, los conciertos de Michael Jackson no pueden decir que sean tristes, pero tampoco crean fascinación especial.