El paisaje es más árido que el de los desiertos de la Tierra, la temperatura media es de -40°C y el 98% de la atmósfera es dióxido de carbono. Es la imagen de Marte y no parece que sea el lugar adecuado para desarrollar la vida que conocemos. Pero gracias al esfuerzo de los terrícolas este planeta puede conocer la vida. El biólogo de la universidad de Toronto, Robert Haynes, lo piensa al menos.
Para conseguirlo, parte de la tecnología ya existe en el campo de la ingeniería genética. Si los genetistas son capaces de cambiar las capacidades de los organismos vivos, pueden cambiar los microorganismos hasta que sean capaces de vivir en Marte. Se debería fabricar una bacteria resistente al frío, que emplee dióxido de carbono para su metabolismo básico y que no requiera mucha humedad (la proporción de vapor de agua en la atmósfera de Martitz es del 0,03%).
Dejando que estas bacterias sembren en Marte y hagan su trabajo, el estado del planeta rojo cambiaría mucho. Se cree que este tipo de bacterias cambiarían radicalmente la situación de Marte en pocas generaciones. La tasa de oxígeno, la temperatura y la proporción de vapor de agua aumentarían y el ser humano no debería usar prendas pesadas que utilizaría en la actualidad para desplazarse por la superficie de Marte. Bastarían prendas ligeras.
Sin embargo, el problema no es tan sencillo y directo y antes de hacer algo así, los estudios profundos y precisos son absolutamente necesarios.