El árbol de Leukaena ha sido fascinante para los forestalistas en trópicos y subtrópicos. Este árbol, al margen de su rápido crecimiento, resiste los estreñimientos y además fija el nitrógeno. Los gobiernos y los campesinos lo han considerado muy adecuado tanto a los planes de revegetación como a la recuperación de los terrenos marginales. Es una fuente de madera y madera muy abundante. Por ello, el leuco ha sido muy cultivado en extensas plantaciones de trópicos y subtropicales.
Sin embargo, miles de leucosos comienzan a enfermar y a morir. Este árbol, considerado libre de ataques de insectos, es víctima de un bicho llamado Heteropsylla cubana.
Este insecto de aspecto chicharro se detectó por primera vez en Florida en 1983. Con la ayuda de los vientos llegó a Hawai en 1984, al oeste de Samoa en 1985 y a Indonesia, Papua Guinea Berri, Australia, Malasia y Tailandia en 1986. La India podría ser el siguiente paso y el último África.
Aunque los insectos adultos son nocivos, las ninfas son las más dañinas. Las ninfas se alimentan únicamente de nuevos brotes y además segregan una materia conflictiva que impide el desarrollo de otros brotes. Se cree que mediante el txistu se inyectan toxinas al árbol. Tras el ataque de los insectos, los árboles quedan debilitados y se vuelven muy sensibles a cualquier enfermedad. En sequías y árboles de suelos pobres el problema aumenta.
Todavía no se han encontrado vías adecuadas para controlar la plaga. Los pesticidas químicos, además de ser poco eficaces en un insecto saltador de este tipo, son caros y peligrosos para el usuario y el medio ambiente. Se ha pensado en el uso de exóticos depredadores del insecto como el escarabajo Curinus coeruleus. Pero hay que tener mucho cuidado al introducir especies foráneas en un biotopo, para que el cazador no se convierta finalmente en plaga.
La solución a largo plazo podría ser la plantación de variedades de leucona atacada u otros árboles de fijador de nitrógeno (Calliandra, Sesbania y Gliricidia).
Sin embargo, esta historia tiene su esencia, ya que muestra perfectamente los peligros del monocultivo. Sobre todo cuando se utiliza una especie exótica.