El primer sincrotrón europeo comienza a construirse en Grenoble. El objetivo de este sincrotrón es generar rayos X fuertes para el análisis de microestructuras.
El funcionamiento del sincrotrón consiste en la acumulación de partículas cargadas, como electrones o positrones, en un anillo de 850 m de longitud de circunferencia. Estas partículas se conducen mediante imanes gigantes y se aceleran con campos eléctricos alternos. Toda partícula cargada en aceleración emite lo que se conoce como rayo de sincrotrón.
En el sincrotrón de Grenoble la longitud de onda del rayo del sincrotrón será similar al tamaño del átomo. Por tanto, las estructuras se pueden estudiar a escala de un angstrom. Pero la energía de un rayo no es lo único interesante. Al mismo tiempo, se requerirá una gran potencia. El flujo de rayos X en este sincrotrón tardará 25 vatios por milímetro cuadrado, lo que supone una potencia 1.000 veces superior a la de los rayos X clásicos.
Esta luz se transportará hasta sistemas ópticos complejos y de ahí a las muestras objeto de estudio.
Este proyecto empleará en los próximos dos años a 2.500 personas, 2.000 de ellas científicas de diferentes estados europeos.