La industria atómica de los países avanzados, y especialmente de Estados Unidos, está descendiendo. El mercado doméstico se está cerrando por dos motivos: la preocupación por el medio ambiente y la explosión de costes.
Tras esta explosión de costes se encuentran las duras medidas de seguridad y la prolongación de los plazos de construcción. Por ejemplo, si en 1977 se tardaban 72 meses en EE.UU. en 1984 se necesitaban 101 meses y desde 1985 no se había producido el encargo de la nueva central nuclear. Sin embargo, las cancelaciones han sido numerosas. El gráfico es bastante representativo.Siendo
la compañía negra de esta situación, los nucleares han comenzado a buscar nuevas ferias y miran al Tercer Mundo. Como quieren buenos pagadores (son escasos en el Tercer Mundo), quieren echar sus raíces en los países que son explotadores del petróleo de Oriente Próximo. Tras los petróleos, luchan con fuerza.