Cocinas de inducción

Según los expertos, es el sistema de cocina más moderno, seguro y adecuado. Cocinar en la cocina de inducción es muy agradable. El fuego a gas o el fuego eléctrico halógeno es más rápido y flexible que el halógeno, pero además la temperatura del alimento que se prepara es perfectamente graduable, con una oscilación de casi un grado centígrado. Si se quiere asar la carne, freír los huevos o hervir la leche sin rebosar, el horno de inducción es la herramienta más adecuada para ello. El chocolate también se puede fundir en la olla sin baño de María.

Sin embargo, la cocina de inducción tiene otras ventajas. Es muy fácil limpiarla y mantenerla, no da lugar a quebraderos de cabeza. En la cazuela la comida se calienta inmediatamente, sin calentar la propia cocina y además el consumo energético es menor que el de otras cocinas.

En otros tipos de cocinas los alimentos reciben calor por conducción, pero en los de inducción el sistema es muy diferente. Es el propio envase el que mediante las corrientes de inducción eleva la temperatura de la comida. Por ello, la temperatura de la comida puede variar en segundos. La cocina se mantiene fría alrededor de la cazuela, ya que sólo se calienta lo que está en contacto con ella. Por lo tanto, no hay miedo a quemar la mano y nada más quitar la cazuela de la cocina se apaga automáticamente. También se fabrican cocinas especiales de inducción para los restaurantes y para los que tienen que cocinar para muchas personas, de 28 centímetros de diámetro.

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