En enero de 1998 arrancó la nave espacial Lunar Proyector. Su objetivo era encontrar agua en la Luna. Para ello, el barco se introdujo en la órbita de los dos polos de la Luna y recibió un montón de imágenes de ambos polos.
Su espectrofotómetro de neutrones encontró hidrógeno en los cráteres polares. Según la NASA, el descubrimiento indicaba que podía haber agua en la Luna. El objetivo final de la misión era hacer caer el barco a un cráter previamente seleccionado para confirmar el descubrimiento.
El impacto provocó la evaporación del agua helada y su fácil detección desde la Tierra. El envase se dejó caer el 31 de julio de 1999. Sin embargo, una vez analizados cuidadosamente los datos de entonces, no se han encontrado restos de agua. Esto no quiere decir que no haya agua, según la NASA, hay miles de explicaciones más. Por lo tanto, el misterio está en el pasado.