Un mecanismo genético provoca que las células de las hojas de los árboles vayan muriendo de forma individual y que finalmente se marchen hasta que caiga toda la hoja, según algunos genéticos de la Universidad de Ciencia y Tecnología Pohang de Corea del Sur.
Para llegar a esta conclusión se analizaron dos variedades de la planta de Arabidopsis. Uno era mutante y otro salvaje. En el mutante duraban más tiempo sin caer las hojas. Los genéticos buscaron diferencias genéticas entre las dos plantas y las encontraron en un gen concreto, el ORE1.
Los investigadores han descubierto que a medida que las células se acumulan en las células de la proteína que codifica el gen ORE1, las células van perdiendo clorofila y, en general, las hojas se envejecen. En las células de hojas jóvenes, un determinado microRNA evita la expresión del gen ORE1, por lo que no se envejecen. Sin embargo, con el paso del tiempo el microRNA va desapareciendo y la proteína del gen mencionado aumenta.