Receta para el desastre

El huracán Mitch que conocimos el pasado otoño provocó un gran desastre en toda Centroamérica. Pero a pesar de ser la tormenta más destructiva del Atlántico durante las últimas décadas, meteorológicamente no ha sido la más violenta y su trágica influencia se debe a la geografía local y a la pobreza de los pueblos.

El camino del huracán Mitch.

El huracán Mitch nació en el mar Caribe y al principio consiguió una presión muy baja, convirtiéndose en una de las tormentas marinas más violentas que se han conocido hasta el momento. El viento máximo era de 97 km/h. Los problemas surgieron en las zonas montañosas de Centroamérica, donde la tormenta empujó el aire húmedo hacia arriba y al enfriarse se produjeron fuertes lluvias provocando fuertes inundaciones. Además, la lluvia arrastró terrenos abiertos en la selva y enterró a todo el pueblo en barros.

Los terrenos obtenidos de la deforestación no son útiles para la construcción, ya que se debilitan eliminando las plantas. En Centroamérica, sin embargo, no existe ninguna legislación sobre estos terrenos y la gente más pobre construye su residencia de la manera que puede. Estos dos factores crean en noviembre una combinación mortal en las zonas más pobres de Honduras, El Salvador, Guatemala, México y Nicaragua.

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