Una reciente investigación australiana niega que la hobbita era un Homo sapiens cretinista.
El primer fósil del sumidero fue descubierto en 2003 y desde entonces ha sido una fuente de discusiones. Y es que por su época, que tiene 17.000 años, el fósil debería pertenecer a un individuo de la especie Homo sapiens. Sin embargo, sus peculiares características (cráneo y cuerpo especialmente pequeño, de ahí su apodo de hobbit) hacen que el fósil pertenezca a una especie hasta ahora desconocida (Homo floresiensis) o tan pequeña como consecuencia de una enfermedad.
Están tratando de aclarar el caso, pero todavía no han podido analizar el ADN porque no han conseguido un ADN de calidad del fósil. Mientras tanto, se están realizando otras investigaciones. El último ha sido en la Universidad de Nueva England. Comparan la masa cerebral del hobbit con las proporciones del esqueleto y el desarrollo de los dientes con las personas con cretinismo. Esta enfermedad provoca un retraso en el desarrollo. Sin embargo, a la vista de los resultados del estudio, los investigadores concluyen que no hay ninguna prueba para pensar que el hobbit tenía cretinismo.