Las chimeneas hidrotermales encontradas en la Ciudad Perdida del fondo del Atlántico son realmente especiales. Su composición es diferente a la de las que se conocían hasta ahora, y las bacterias que habitan allí no se parecen a las de otras.
Estas chimeneas han sido descubiertas en el macizo Atlantis del Océano Atlántico. Son bastantes, de los cuales una treintena son bastante grandes, con una longitud de 10-60 metros. Las chimeneas están formadas por carbonatos y emiten gases básicos muy cáusticos. Sin embargo, lo que hasta ahora se conocía era la emisión de gases ácidos. Por ello, los microorganismos son totalmente diferentes en uno y otro. Por ejemplo, la fuente de energía de los microorganismos de las chimeneas de gas ácido es el dióxido de carbono, pero en las chimeneas de la Ciudad Perdida no hay dióxido de carbono, pero sí gran cantidad de metano e hidrógeno. Los científicos han demostrado que los microorganismos son capaces de adaptarse a estos recursos.
Parece, por tanto, que incluso en las situaciones más difíciles puede haber vida. Así, la investigación microbiológica en Ciudad Perdida abre nuevas vías para entender el origen de la vida. Sin embargo, en la Ciudad Perdida se están investigando otros muchos aspectos como la estructura geológica de las chimeneas, la circulación de fluidos, los procesos químicos, etc.