Los boscosos de Escocia no pueden estar tranquilos. Cientos de ejemplares mueren cada año contra las barreras de alambre colocadas a través de los bosques. De hecho, en zonas con altas densidades de ciervos, se decidió acotar algunas zonas para garantizar la supervivencia de los árboles jóvenes del bosque.
A la vista de los resultados, sin embargo, los conservacionistas se han mostrado en contra de estas barreras y piden la caza y gestión de ciervos.
Según un informe publicado recientemente, en el año 1994 había en Escocia un total de 2.200 gallos, mientras que a la vista de la mortalidad anual de este tipo, para el año 2003 sólo quedan 200 ejemplares. La viabilidad de este tipo de poblaciones pequeñas sería muy difícil.
En el mismo informe se indica que entre mayo de 1995 y abril de 1997 se estudiaron 16 cierres y se contabilizaron un total de 437 accidentes, de los cuales 89 eran gallos.
También se ha planteado la posibilidad de reducir el número de accidentes en el caso de instalar una red de vallas de color naranja, pero siempre se propone como medida provisional.