Acelerador de partículas HERA en marcha

En Hamburgo (Alemania) se inició en mayo de 1984 la construcción del gigantesco acelerador de partículas HERA (“Hadron Electron Ring Anlage”), inaugurado en noviembre de 1990.

Este proyecto, realizado en colaboración por diferentes estados, ha costado mil millones de marcos (unos 64.000 millones de pesetas). Se trata de registrar partículas subatómicas que miden 10-16 milímetros (esto es, mil millones de veces menos que los átomos de hidrógeno), constituyentes básicos de la materia desconocidos.

En el barrio Bahrenfeld de Hamburgo para llegar a la anteiglesia hay que recorrer 25 metros bajo tierra y en él hay un túnel de 6,3 kilómetros de longitud describiendo la circunferencia. En sus instalaciones, dos partículas diferentes se chocan entre sí acelerándose hasta la velocidad de la luz. Los protones y electrones se introducen en la hera acelerando previamente hasta un nivel, donde se aceleran de nuevo hasta alcanzar una energía de 820 GeV (gigaelectronvolt) y 30 GeV respectivamente.

El protón (o núcleo del átomo de hidrógeno) es 1.800 veces más pesado que el electrón y está formado por tres quarkes.

Mediante ensayos de HRA se pretende controlar la dinámica cromocuántica (o teoría del modelo matemático-físico que indica la cohesión de los quarks en los protones y neutrones). Asimismo, se pretende aclarar si los quark y leptoi (electrones, muones, latones y sus neutrinos) están formados por partículas más pequeñas. Si estas partículas existieran, se comprobaría la teoría que relaciona seis leptones y seis quarks.

Los protones apenas irradian energía, pero su masa es 1.800 veces mayor que la de los electrones, por lo que se necesitan imanes mucho mayores para desviarse. Para ello se han colocado en el hera los imanes de superconductores de niobio y titanio, capaces de soportar una intensidad de 5.000 amperios. La superconductividad se obtiene a temperaturas de -269°C o 4,2 K.

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