El departamento de EEUU sobre enfermedades infecciosas y salud global ha advertido en la revista Science de que se ha puesto especial atención en el riesgo de contagio de la gripe aviar entre las personas, aunque no se ha observado tanto las consecuencias directas o indirectas que puede tener en la vida silvestre amenazada. La situación, sin embargo, es muy preocupante, ya que el virus se ha extendido a medidas sin precedentes: ya está en todos los continentes y contamina las poblaciones de aves y mamíferos domésticos y forestales.
Entre estas especies, algunas son de gran interés desde el punto de vista de su conservación: Varias aves y mamíferos marinos que forman parte del ecosistema antártico, el Cóndor de California… A medida que el virus se propaga y se contaminan las diferentes poblaciones, se producen reorganizaciones en su genoma, lo que le capacita para producir infecciones más graves. Ejemplo de ello son los brotes de las poblaciones de focas y leones marinos de Sudamérica. Además, en algunas especies se produce una patología neurológica que se traduce en pérdida de orientación y parálisis. A juicio de los investigadores, esta puede ser una de las causas de la alta mortalidad.
Sin embargo, han puesto de manifiesto que no se están esforzando en saber cómo se están transmitiendo y evolucionando las diferentes variantes del virus, ni qué daño están causando ni qué riesgos pueden tener en el futuro. Por ejemplo, no están investigando hasta qué punto el debilitamiento de ciertos ecosistemas puede abrir la puerta a las especies invasoras. Esta preocupación es importante en ecosistemas vulnerables como la plataforma de hielo antártica.
Por ello, piden mejorar la vigilancia y el seguimiento de la vida silvestre para comprender las dinámicas infecciosas, la ecología de los virus, la evolución de los virus y la inmunidad del huésped. Esto, a su vez, contribuiría a la protección de la salud humana. Precisamente eso es lo que proclama la Sanidad Única: la salud humana, animal y ambiental están interrelacionadas. Por último, apuntan a la responsabilidad moral y ética de la intervención de nuestra especie.