Niños y diabetes: hablemos de alimentación

Si nos fijamos en la forma de vida de los niños y niñas con diabetes, nos daremos cuenta de que hay muchos factores que debemos tener en cuenta continuamente. Entre otras cosas, junto con los buenos hábitos alimenticios, deben controlar totalmente el kcal y los hidratos de carbono en todas las comidas del día, dependiendo de la dosis de insulina que les haya impuesto el médico y del deporte que practique.

Las necesidades energéticas de cada niño dependen también de factores como la edad, el peso, la altura, el sexo y el ejercicio. Si analizamos la energía que se obtiene a través de los alimentos, observamos que los carbohidratos suponen entre el 50 y el 55% de la energía: los hidratos de carbono que se absorben rápidamente (azúcar, miel, bebidas dulces, caramelos, bollería, chocolate, cereales azucarados y demás alimentos que contienen una pequeña cantidad de azúcar) deben ser excluidos de la dieta. Todos ellos deben quedar fuera de la dieta los niños diabéticos. Por su parte, los azúcares derivados de la leche y la fruta pasan a la sangre más rápido que el resto, por lo que deben representar el 15% de los glúcidos y el resto de los polisacáridos. Al no poder utilizar edulcorantes naturales, los niños diabéticos pueden, por tanto, utilizar condimentos artificiales, pero siempre en la medida adecuada, ya que los artificiales también pueden tener efectos nocivos, aunque no se conozcan con exactitud.

En cuanto a los hidratos de carbono complejos, se recomienda la fibra (fibra), ya que dificulta el rápido ascenso de los niveles de glucosa corporal después de comer; en el intestino se ralentiza la absorción y por tanto disminuye las necesidades de pegatina.

Los niños diabéticos necesitan la misma cantidad de grasa que la recomendada en la ingesta adecuada de cualquier persona, es decir, el 30% de las necesidades energéticas diarias. Pero cuidado con los alimentos con grasas saturadas, que aumentan los procesos propios de la diabetes. Descartar por tanto bollikas y similares.

E.A.E.

En cuanto a las proteínas, los niños diabéticos necesitan mayores cantidades de lo normal, ya que cumplen una función estructural y de ayuda al crecimiento, por lo que el proceso de estos niños es más complicado, por lo que conviene que su contenido en proteínas sea elevado, en torno al 15-20%. Las principales fuentes de proteínas son el pollo sin piel, el conejo, la ternera y los peces blancos, mezclados con judías verdes con cereales, por su alto contenido en proteínas, por ser alimentos bajos en grasa.

Las sales minerales, las vitaminas y el agua deben ser consumidas por los niños diabéticos en la medida en que sean tomadas por cualquiera de nosotros. En cualquier caso, si aparece poliuria, se deben cubrir las pérdidas de agua y a veces deben beber dos litros de agua al día.

Una vez que hayamos visto cuáles son los alimentos que son convenientes e indeseables, vamos a analizar ahora cómo se deben ingerir. Conviene hacer 5 ó 6 comidas al día, nunca glúcidos en una sola comida, como el pan con chocolate. Por el contrario, los glúcidos deben mezclarse con alimentos ricos en proteínas y grasas como queso de pan, atún, ocasionalmente embutidos, etc. Además, para evitar un aumento brusco de los niveles de glucosa es necesario evitar comidas pesadas.

Somos conscientes de que todo lo que hemos expuesto muestra un panorama bastante negro. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que en la actualidad es cada vez más fácil encontrar productos específicamente preparados para diabéticos, ya que los sustitutos de los productos totalmente prohibidos por los diabéticos, como pasteles, turrones, mermelada, etc. No hay problemas para comer una vez al trabajo, pero cuidado con los excesos, ya que algunos de estos productos sustitutivos también pueden dañarlos.

En este artículo hablamos de la alimentación, pero cuando hablamos de diabetes no es éste, como sabemos, el único factor a tener en cuenta. Según los expertos, el conocimiento exhaustivo de la enfermedad es fundamental para hacer frente a los riesgos de la diabetes. El niño debe conocer bien las características de la enfermedad y los problemas potenciales, ser dueño de sí mismo. Sólo así conseguirá, haciendo frente a los problemas que puedan surgir de esta enfermedad crónica, llevar una vida cómoda.

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