Nuestro ARN genera priones

Los priones son causantes de enfermedades tan conocidas como la enfermedad de las vacas locas o la enfermedad de Creutzfeld-Jacob. Pero, según han visto los investigadores, la propia información genética de nuestro organismo ayuda a los priones a causar enfermedades.

Al ingerir alimentos contaminados por priones, las proteínas del sistema nervioso de nuestro cuerpo se deforman y destruyen. En consecuencia, el cerebro no puede funcionar correctamente. Pero en ciencia es un gran misterio cómo los priones deforman las proteínas normales, es decir, cómo una proteína en principio sana se convierte en un prión maligno. Y, sorprendentemente, el ARN tiene mucho que decir en ello. Aunque todavía no está claro qué hace exactamente el ARN, los científicos han asegurado que ayuda a los priones a transformar la estructura de proteínas sanas.

Esto ayudará a comprender mejor la enfermedad, pero sobre todo a desarrollar nuevos métodos de diagnóstico. De hecho, las enfermedades causadas por los priones no se pueden detectar con métodos genéticos y, aunque en muchos casos la cantidad de priones en sangre es suficiente para el desarrollo de la enfermedad, es demasiado pequeña para poder detectarlas con métodos convencionales. La adición de ARN a una muestra de sangre del paciente, sin embargo, aumenta unas 12 veces la cantidad de priones, lo que facilita su detección.

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