Los investigadores deben diseñar la vacuna de la gripe cada año, ya que el virus mutaba rápidamente. De este modo, cada temporada se vacunan en función de la variante que ha prevalecido, pero la vacuna no da la máxima protección, ya que a medida que avanza la temporada el virus va mutando, por lo que la vacuna va perdiendo efectividad. Para evitarlo, ambos grupos han identificado la parte del virus que no mutaba y desarrollado vacunas basadas en ella.
Ambos se han centrado en la proteína denominada hemaglutinina, H empleada en la designación de los virus de la gripe (H1N1, H5N1...). Esta proteína consta de dos partes: la cabeza y el tronco. A pesar de que la cabeza muda, el tronco es muy estable y es similar en todas las variantes virales. Por ello, los investigadores han tratado de hacer vacunas basadas en el tronco. Sin embargo, estas vacunas son muy débiles: sin cabeza, el tronco cae y los anticuerpos no quedan atados.
Ambos grupos se diferencian en la estrategia utilizada para superar este problema. Uno de los grupos, publicado en la revista Nature Medicine, ha introducido una combinación de mutaciones para estabilizar el tronco de la hemoaglutinina y lo ha reforzado con una nanopartícula para que permanezca donde sea necesario. Por su parte, Science ha reorganizado y puesto en el extremo las subunidades del tronco mediante otra combinación de mutaciones, lo que ha sido suficiente para estabilizar la estructura.
De momento, sólo se han realizado pruebas en animales. Ambos han obtenido muy buenos resultados en el ratón y bastante buenos en otros animales. En concreto, la vacuna basada en nanopartículas ha sido probada en hudos y la otra en monos, y es de destacar que la prueba se ha realizado con una variante de gripe mortal con H5N1.
Por tanto, todavía tienen mucho que hacer para superar la eficacia de la vacuna que se utiliza en la actualidad, pero al menos han dado pasos importantes en la consecución de la vacuna universal.