Los 8.000 soldados estadounidenses que han estado en guerra contra Irak en el Golfo Pérsico están enfermos. Suelen sufrir pérdidas de memoria, erupciones y problemas cardíacos.
Según estudios realizados por los checos, allí donde había objetivos militares había un gas mostaza y un tóxico llamado sarin. El Pentágono ha aceptado estos datos, pero no pueden entender por qué han influido en los soldados estadounidenses. Y es que por un lado estuvieron lejos de los checos y por otro el viento soplaba hacia el otro lado.
Las personas civiles y soldadas de Irak no han dado a conocer si padecen alguna enfermedad de este tipo o similar.