Según los datos epidemiológicos disponibles, la influencia del covid-19 es desigual entre mujeres y hombres. Los datos chinos han demostrado que afecta más a los hombres, por un lado porque el sistema de inmunidad de las mujeres es más fuerte ante el nuevo coronavirus y, por otro, porque el comportamiento asociado al género también es más dañino entre los hombres (especialmente, fumar). Por tanto, la letalidad ha sido mayor en los hombres que en las mujeres.
Sin embargo, el grupo de investigación Impacto de género y covid-19a ha advertido en la revista The Lancet de la necesidad de considerar otros aspectos. El grupo está formado por investigadores de Gran Bretaña, EE.UU., Canadá, Australia, República Sudafricana, Indonesia y Brasil, que afirman que para la implantación de las medidas adecuadas es necesario analizar el impacto del género en su conjunto.
De hecho, a pesar de que la letalidad en las mujeres es menor, el riesgo de infección y transmisión del virus es mayor que en los hombres, ya que la mayoría de los sanitarios son mujeres (Hubein, por ejemplo, más del 90%). Además, el hecho de que el cuidado doméstico y la división del trabajo remunerado estén también diferenciados por género hace más vulnerables a las mujeres, ya que son ellas las que asumen a su espalda estas tareas de cuidado. La propia OMS lo ha reconocido en una declaración. Las consecuencias de las medidas que limitan los movimientos también son más intensas en las mujeres.
Los investigadores comentan lo ocurrido en las epidemias de ébola y sucio: la participación de las mujeres en las decisiones fue menor, no tenían garantizados los medios mínimos para los servicios reproductivos y la salud sexual, lo que provocó un aumento de las muertes maternas y infantiles.
Denuncian en su artículo que para dar una respuesta adecuada a la crisis es necesario tener en cuenta la experiencia y la voz de las mujeres, pero su trabajo queda oculto, por lo que no están suficientemente representadas en los centros de decisión globales, como es el caso de la Casa Blanca. Por ello, instan a los gobiernos y a las instituciones globales a que tengan en cuenta en el COVID-19 la influencia directa e indirecta del sexo y el género.