Un estudio realizado en la Universidad de Chicago afirma una de las hipótesis sobre la evolución de Darwin: la necesidad y la presión de reproducirse son uno de los motores de la evolución.
Se han estudiado los genes que producen esperma de varones, gorilas y chimpancés y, aunque los ejemplares de la misma especie eran casi idénticos, observado que estos genes son totalmente diferentes de una especie a otra. El hombre, el gorila y el chimpancé no se alejaron hace tanto tiempo y muchos materiales genéticos son iguales.
Los genes que generan esperma han evolucionado mucho más rápido que los demás. Según los investigadores, la necesidad de reproducirse y la competencia entre los machos son los factores que impulsan la rápida evolución de estos genes. La evolución está impulsada sobre todo por la superación de los otros machos y, en consecuencia, por el aumento de las posibilidades de tener más descendencia y no por la necesidad de adaptarse mejor al medio.