En una pluma de aves de cien mil años han podido distinguir zonas coloridas e incoloras en la Universidad Yale, en Conneticut. De hecho, al mirar al microscopio electrónico se fijaron en algunas de las estructuras que se observan en las plumas y vieron que la pluma fósil que tenían entre sus manos tenía líneas oscuras y claras.
Las estructuras estudiadas eran estructuras en forma de salchichas apiladas. Hasta ahora se pensaba que eran restos de bacterias que se alimentaron de plumas, pero el equipo de la Universidad Yale se dio cuenta de que estas estructuras no aparecían homogéneamente en toda la pluma, sino en capas o rayas. Así que pensaron que no eran bacterias sino restos de melanosomas que daban color a la pluma, orgánulos que guardan melanina en las células.
También se analizaron las plumas de las aves actuales para comprobarlo, y han comprobado que sí, que en las actuales plumas también aparecen estructuras de la misma forma en las zonas coloreadas.