En Carolina del Norte hay un nuevo pinar creado por investigadores de la Universidad de Duke. Obviamente, no son árboles de todo tipo, ni los silvicultores. El objetivo de esta curiosa investigación es conocer los mecanismos de autoprotección de los pinos en el próximo siglo ante las nuevas condiciones de contaminación. Prediciendo las condiciones ecológicas que conoceremos en el siglo siguiente, bombean el dióxido de carbono en las proximidades del pinar en cantidades superiores a las habituales para que los pinos se adapten a una situación que será normal en el siglo siguiente.
Las conclusiones que se han publicado hasta el momento son sólo provisionales, pero los biólogos se han mostrado optimistas sobre la marcha de la investigación. Parece que los pinos no tendrán obstáculos para realizar la fotosíntesis y que crecerán sin molestias. Por ejemplo, los ejemplares de pino de Carolina del Norte son al menos más altos de lo normal.
Sin embargo, esta tendencia al crecimiento tendrá un principal rival en los próximos años: la sequía. Según los investigadores, los pinos se adaptan bien a corto plazo a las emisiones de dióxido de carbono, pero la sequía les será más difícil. Si se confirma esta hipótesis, se ha anunciado que habrá que abordar el estudio de nuevos sistemas de riego e híbridos vegetales con menor dependencia de agua.