Koldo Garcia Etxebarria, investigador del Instituto de Investigación Sanitaria Biodonostia, considera además que la labor de Jiankui Her puede tener otras consecuencias: “Si realmente ha realizado una edición genómica y no ha sido informada por su universidad o por su comité de ética, además de superar las marcas rojas éticas de la edición genómica, es una mala praxis. A esto no podemos llamar ciencia. Los investigadores no podemos hacer lo que queremos porque solo podemos: hay unos procedimientos que tenemos que seguir. Si no, se hieren las bases de la ciencia y se pierde la confianza de la sociedad.”
Precisamente en el momento de la difusión de la noticia, la universidad que acoge su laboratorio, la Universidad de Ciencia y Tecnología del Sureste (SUTST), emitió una declaración en la que se demostró que no se conocía la investigación, que el investigador no había solicitado la autorización, que había actuado erróneamente y que había superado los códigos éticos internacionales.
Las leyes sobre el uso de la edición genómica no son las mismas en todos los países, pero todas coinciden en que no se pueden producir cambios genéticos que se transmitan de una generación a otra, porque no se puede saber qué consecuencias tendría. Por lo tanto, sólo está permitido en la edad adulta, pero con muchas limitaciones, y todavía se encuentra en una época muy temprana.
En el caso de los niños chinos, sin embargo, los embriones se han transformado, sin saberlo, no sólo sus consecuencias en las generaciones venideras y en la sociedad, sino en los propios niños. El investigador explica que les ha quitado el gen CCR5, que es la cerradura que utiliza para acceder a las células infectadas por el VIH. Pero los expertos advierten que esta técnica puede provocar efectos colaterales, por ejemplo, el profesor de la Universidad de Oxford, Julián Savulesku, ha dicho que supone un riesgo de cáncer.
Además, el objetivo es incapacitante para los expertos, ya que no ha buscado curar una enfermedad, sino hacerlo inmune a una enfermedad prevenible.
La cuestión seguirá dando importancia, por ejemplo, en el Congreso Internacional sobre la próxima edición del genoma humano en Hong Kong.
Análisis de Koldo Garcia Etxebarria: Cambiar los genes a la carta: ¿dónde están las rayas rojas?