La potente luz infrarroja desarrollada para la fabricación de microchips ha sido utilizada en el Laboratorio Nacional Berkeley de San Francisco para investigar cómo la radiación y los productos químicos tóxicos dañan las células. Los resultados de estas investigaciones podrían ser muy útiles para optimizar las medidas de seguridad que deben adoptarse por el personal de las centrales nucleares. Este método consiste en irradiar las células una a una y posteriormente recoger la luz reflejada por la célula. La cantidad y composición de la luz reflejada en función de los componentes de la célula variará y los investigadores pueden ver, por ejemplo, los daños que recibe el ADN de las células muertas.
Este método se utilizará para medir el efecto de la radiación de baja intensidad, ya que los métodos anteriores no eran eficaces a intensidades bajas.