Los estudios realizados sobre el efecto de la radiación a bajas dosis sobre el cuerpo humano han arrojado resultados contradictorios.
En algunos estudios se concluyó que algunas de las personas que recogieron las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki sobrevivían, es decir, que algunas de las que recibieron pequeñas dosis de radiación vivían más que las que no recibieron radiación. Otros, por su parte, manifestaron lo contrario, que esas personas desarrollaban cáncer y morían más joven.
Sin embargo, con los que no morían de cáncer se ha hecho poca investigación. Un nuevo estudio analiza a 120.000 personas que recibieron la bomba atómica y relaciona la supervivencia con el nivel de radiación. Según el estudio, la supervivencia por unidad de radiación absorbida (Gy) disminuye 1,3 años, pero cuanto mayor es la dosis, más rápido se pierden los años de vida.
En cuanto a la supervivencia, los que recibieron menos radiación que un Gy perdieron una vida media de 2 meses, mientras que los que sobrepasaron este límite perdieron 2,6 años. Todas las personas analizadas redujeron su vida media en cuatro meses.