Este verano en la localidad francesa de Saint-Pierre-de-Chandieu (junto a Lyon) ha comenzado a trabajar una fábrica piloto única. Su misión es aprovechar al máximo los automóviles retirados, ya que en la actualidad el coche viejo genera miles de toneladas de material no degradable.
Una vez eliminado el motor, la caja de cambios y los elementos reutilizables, se tritura el residuo y se separan los fragmentos metálicos. El resto se compone de vidrio, textil, plásticos, caucho, etc., con un peso que oscila entre el 25% y el 30% de los residuos. Del resto se separa el vidrio mediante sistemas convencionales. El resto se pulveriza y mezclado con polvo de carbón se inyecta por un tubo al horno para que se queme en él.