Las emociones olvidadas

Galarraga Aiestaran, Ana

Elhuyar Zientzia

Publicado en Berria el 28 de marzo de 2020

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El 14 de marzo la revista médica The Lancet publicó un estudio sobre los efectos psicológicos del aislamiento. El objetivo del confinamiento en España fue la víspera y tres días después en Francia.El objetivo del confinamiento es que los servicios sanitarios no se saturen, que los pacientes coronados no sean más atendidos en hospitales y en unidades de cuidados intensivos. Las medidas preventivas adoptadas anteriormente han tenido también como prioridad la protección de la salud física: lavarse las manos y las superficies, no tocar la cara, dejar espacio entre las personas… Sin embargo, el estudio de The Lancet revela que los aislamiento y las cuarentenas establecidas para cuidar la salud física tienen consecuencias psicológicas. Además, se han investigado los episodios de aislamiento o cuarentapor SARS, MERS, ébola, gripe H1N1 o gripe equina, y han demostrado que las personas que estuvieron en esta situación tuvieron más problemas psicológicos que el resto: estrés, alteraciones emocionales, depresión, ansiedad, estrés aumatico, enfado, falta de espacio para cuidar la salud. Se trata de un vacío significativo, según Nahia Idoiaga, doctora en psicología de Mondragon, ya que la pandemia está teniendo un impacto significativo en las emociones de los ciudadanos. Con la crisis del covid-19 se da cuenta de que sus estudiantes universitarios estaban alterados. Así, decidió medir el impacto emocional de la epidemia, incluso tras el cierre de los centros educativos, tanto en el alumnado como en el resto de la población adulta.Ha recogido y analizado datos de cerca de mil personas y tres son las emociones dominantes: miedo, enfado y cansancio. Destaca que el impacto es mayor en los jóvenes que en los adultos, si bien estos últimos son objetivamente los más vulnerables a los efectos sanitarios más graves. No ha sido así en otras plagas anteriores. Esto se debe al bombardeo que sufren los jóvenes a través de las redes sociales y los medios digitales. Otra diferencia es la aparición de nuevos villanos, como el vecino que sale de casa sin que se considere imprescindible o el que hace un recorrido demasiado largo con el perro. Las autoridades no aparecen como responsables y los medios de comunicación se consideran los principales responsables del estrés y la ansiedad. Por otro lado, las mujeres expresan más que los hombres sus emociones. Idoiaga ha denunciado que al implantar el confinamiento se han olvidado de los grupos más vulnerables: niños, personas con alteraciones psíquicas y personas con movilidad reducida. No es comprensible hacer una excepción con perros y no con personas con necesidades especiales. Y ha reivindicado el derecho a estar harto de la situación y a ser crítico. Y es que, según la imagen que se difunde en las redes sociales, parece que la sociedad ha aceptado sin problemas la situación y está satisfecha disfrutando de la ternura de la casa, haciendo las actividades que le gustan y sacando al balcón. Pero la realidad no es tan bonita, y eso también es saludable. La salud no sólo es física, sino también psíquica y social.
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