Han pasado varios años desde la apertura de una epidemia de piel en las tortugas marinas en el archipiélago de Florida en los EEUU. Esta epidemia de piel se llama fibropapiloma y reduce la población de tortugas marinas.
Los tumores generados tienen el tamaño de una pelota de tenis y se desarrollan en las partes más carnosas de los reptiles: boca, ojos y alas.
El efecto de la infección es mortal, ya que las tortugas no pueden nadar, ver ni alimentarse. Aún no conocen el origen del fibropapiloma cutáneo.
Aunque los investigadores piensan que puede ser debido a la contaminación o a algún virus, hasta ahora no han decidido nada seguro. Mientras tanto, la única vía que se ha encontrado para controlar la epidemia ha sido la de la cirugía. Por ello, en el Hospital de Tortuga de Hide Harbo, que ha abierto sus puertas este verano, se han tratado quirúrgicamente sesenta y cinco tortugas.